Esta nota la escribo durante mi estadía en Madrid y aunque he querido mucho escribir, ha sido un poco difícil encontrar el espacio. Vuelvo a esta ciudad después de 3 años, y regreso a ella distinta. ¡Cuántas cosas han cambiado! Quiero abrirte una vez más mi corazón y ser real ante el tuyo.
A finales del año pasado tomé decisiones muy importantes que me tomaron por sorpresa. En estos días, mientras caminaba por Madrid, reflexionaba en todas las cosas increíblemente hermosas que he podido vivir este año, gracias a esas decisiones.
Soy partidaria de la importancia de tomar decisiones certeras; ellas pueden cambiar rotundamente el rumbo de tu vida y, aunque en el momento pueden parecer extremas, luego de tomarlas suceden cosas maravillosas. Este año se me ha dado, una vez más, de esa manera.
Ha sido un año de ver cumplir muchos y grandes sueños: Mi diseño de identidad visual y la restructuracion de esta página. Volver a crear un espectáculo propio y presentarlo en el Teatro Nacional. En estos momentos me encuentro estudiando una obra muy importante para mí, con un pianista repasador del Teatro Real, un músico de una calidad increíble. Y además, estoy echando a andar otros proyectos, estrategias propias, que se paralizaron en un momento por razones que escapaban de mis manos.
Aunque todo esto es en realidad un regalo de la vida, también es cierto que ha ocurrido por dejarme guiar, a la hora de decidir, por mi corazón. Si ustedes supieran lo que esta romántica acción me ha obsequiado.
El más preciado de esos regalos ha sido: la libertad. Un artista que no tiene la libertad para expresarse es como un pájaro encerrado y ¡un artista no puede, no debe sentirse así nunca! Debería vivir en esa libertad de ser quien es (sin tratar de encajar dentro de algo, o buscar agradar a alguien) en la libertad para tomar las riendas de todo lo que quiere en su vida. Como le digo a mi pequeña hija: “Debes de actuar con base en lo que quieres sentir”. ¿Qué o cómo quieres vivir? La respuesta debería verse reflejada en las acciones, actuar a partir de ello.
Una de las cosas con las que mido mis decisiones, es con la paz que me generan. La paz es una guía para vivir. La he buscado y seguido por muchísimos años y la defiendo con todo mi ser. Vivir bajo ese parámetro no es sencillo, pero me ha permitido cosechar vivencias muy hermosas. Es muy importante mantener siempre esa paz, porque donde no hay paz simplemente no es el lugar.
¿Por qué te hablo de todo esto? Porque sé que a muchos nos cuesta tomar decisiones radicales. A veces por el miedo de equivocarnos o el temor de lo que digan los demás, pero si hay paz en el corazón todo está y estará bien. Lo que vivimos o tenemos va y viene, pero lo único que permanece siempre está dentro de ti, en lo profundo del corazón. ¡Cuídalo!